sábado, 8 de septiembre de 2018

los imperios coloniales

En esta ocasión vamos a ocuparnos de la expansión de los imperios coloniales durante los siglos XIX y XX. La mayor parte de los imperios fueron europeos como Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Países Bajos, Alemania, Rusia o Italia y ocuparon territorios en continentes como África, Asia y Oceanía. Sin embargo también tuvieron un destacado protagonismo en esta expansión colonial dos naciones no europeas como los Estados Unidos de América y Japón.
En primer lugar definiremos imperialismo de manera simple y breve como “la extensión del dominio de un país (metrópoli) sobre unos territorios (colonias) para su explotación económica“. Como sinónimo a veces se utiliza el término colonialismo en el sentido del dominio, establecido y mantenido durante largo tiempo, sobre un país extranjero, separado de la potencia dominante a la que se halla subordinado. Este concepto nació para designar la dominación sobre gente de otra raza; más específicamente, el dominio o control político directo por países europeos o de origen europeo, sobre pueblos asiáticos o africanos.
En segundo lugar señalaremos que los imperios coloniales existieron desde la Edad Moderna con el descubrimiento europeo de América (1492) y la colonización de dicho continente por España y Portugal y posteriormente por Inglaterra-Gran Bretaña, Francia y las Provincias Unidas (Holanda/Países Bajos). Esta expansión coincide con el auge del mercantilismo o primer capitalismo y el intercambio comercial y explotación minera del oro y la plata americanos en paralelo con el terrible y cruento mercado de esclavos africanos que proporcionó grandes riquezas a las naciones europeas y a la explotación de las poblaciones indígenas americanas. Todo ello ocurre entre los siglos XVI y XVIII.
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En tercer lugar decir que ya en el siglo XIX dichos imperios coloniales sufren grandes transformaciones sobre todo en América: los imperios español y portugués decaen y casi desaparecen con el proceso de independencia de sus colonias que fue consecuencia indirecta de las guerras napoleónicas (entre 1800 y 1815 aproximadamente) y del ejemplo de la guerra de independencia estadounidense o “revolución americana” (1775 y 1783) y la Revolución Francesa (ocurrida entre 1789 y 1799). Ello hace que se desplace el interés por el expansionismo de muchos países europeos hacia otros continentes como el africano, el asiático y Oceanía. 

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